Madrid
Villa de Madrid Madrid | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Como capital del Estado, Madrid alberga las sedes del gobierno, Cortes Generales, ministerios, instituciones y organismos asociados, así como la residencia oficial de los reyes de España.9 En el plano económico, Madrid es la cuarta ciudad más rica de Europa, tras Londres, París y Moscú.10 Es el principal centro financiero y empresarial de España,11 actualmente, el 50,1% de los ingresos de las 5.000 principales empresas españolas son generados por sociedades con sede social en Madrid, las cuales representan el 31,8% de ellas.12 Es sede del 3er mayor mercado de valores de Europa,13 del 2º de ámbito latinoamericano (Latibex) y de varias de las más grandes corporaciones del mundo.14 15
En el plano internacional, acoge la sede central de la Organización Mundial del Turismo (OMT), perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la sede de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), y la sede de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). También alberga las principales instituciones internacionales reguladores y difusoras del idioma español: la Comisión Permanente de la Asociación de Academias de la Lengua Española,16 y sedes centrales de la Real Academia Española (RAE), del Instituto Cervantes y de la Fundación del Español Urgente (Fundéu). Madrid organiza ferias como FITUR, Madrid Fusión, ARCO, SIMO TCI, el Salón del Automóvil y la Cibeles Madrid Fashion Week. Es un influyente centro cultural y cuenta con museos de referencia internacional entre los que destacan el Museo del Prado, sin duda uno de los más importantes del mundo, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza, que ocupan, respectivamente, el 9º, 15º y 56º puesto entre los museos más visitados del mundo.17
Según datos del INE de 2007, su índice de desarrollo humano regional, (0.983),18 es el 2º mayor de España, y se encuentra por delante del de Noruega, el país del mundo con mayor IDH.19 Es además, según la revista británica Monocle, la 10ª ciudad del mundo con mayor calidad de vida.20
Nacida a partir del asentamiento fortificado hispanomusulmán de Maǧrīţ (AFI [maʤriːtˁ]),21 22 conquistado por Alfonso VI de León y Castilla en 1083, la villa fue designada en 1561 como sede de la corte de Felipe II, siendo la primera capital permanente de la monarquía española. Desde entonces Madrid ha sido la capital de España y sede del Gobierno de la Nación, salvo un breve intervalo de tiempo entre 1601 y 1606 en el que la capitalidad pasó temporalmente a Valladolid y durante la Guerra Civil, cuando el Gobierno se trasladó primero a Valencia y luego a Barcelona.
La capitalidad
La capitalidad, con sus efectos espaciales, funcionales y fisionómicos, constituye el hecho diferencial de Madrid en relación con el resto de ciudades españolas, lo que, por el contrario, la acerca a otras capitales europeas, como París, Londres o Berlín. Es evidente que el devenir de la ciudad y su conversión en una gran ciudad metrópoli está indisolublemente unido a la institución de la capitalidad, pero, además de sus consecuencias metropolitanas, el hecho le confiere un carácter distintivo a la ciudad, que la hace diferente al que poseen otras grandes ciudades no capitales.[cita requerida]A pesar de que desde aproximadamente el 12 de junio de 1561 (450 años) el establecimiento de manera permanente de la Corte en Madrid otorgara a la Villa la condición de capital (de la Monarquía Católica y del Imperio español), el reconocimiento jurídico de la función de capitalidad hubo de esperar más tiempo. Hasta 1931, con el advenimiento de la Segunda República Española, no se oficializa constitucionalmente este hecho, posteriormente también sancionado en la Constitución de 1978. Sin embargo, no fue hasta 2006 cuando se promulgó una ley, la Ley de Capitalidad y Régimen Especial de Madrid, por la que el Parlamento desarrolló legislativamente las consecuencias de este hecho diferencial.
Símbolos
Los símbolos de la villa de Madrid son la bandera carmesí propia de los ayuntamientos castellanos y el escudo tradicional con el oso y el madroño, tocado con corona real antigua, según el actual reglamento de Protocolo y Ceremonial del Ayuntamiento de Madrid.23Aunque siempre se habla de "el oso y el madroño", antiguamente era una osa. Así mismo el madroño no era identificado como tal, sino era un árbol con frutos rojos, hasta que los frutos del madroño sirvieron para curar una plaga que asoló la ciudad. Desde entonces se identificó el árbol como madroño. Cuando Carlos I solicita mejorar el escudo de la Villa dice “Al blasón de este Concejo, que lleva una osa e un madroño en campo blanco, se sirva Vuestra Majestad otorgar que lleve una corona dentro del escudo, o una orla azul con siete estrellas de ocho rayos, en señal del claro y extendido cielo que cubre esta Villa”.[cita requerida]
Durante un tiempo el escudo de Madrid tuvo un dragón, aunque algunos expertos señalan que era una culebrilla alada o un grifo dorado. El historiador López de Hoyos cuenta en 1546 que durante unas obras de las murallas "derribaron cosas y casas y entre ellas había un piedra berroqueña labrada que estaba en lo más alto de la muralla en que figuraba un espantable dragón, el cual traían por armas los griegos usándolas en sus banderas". A partir de entonces muchos escudos en Madrid tenían Dragones. El escudo oficial de 1859 tenía oficialmente un grifo dorado que parecía un dragón.[cita requerida]
En 2004 la corporación municipal adoptó un logotipo basado en el escudo de la villa, en línea de color azul claro, que es utilizado en los documentos internos y de comunicación externa.
Origen del nombre
El primer nombre documentado es el que tuvo en época andalusí, مجريط Maǧrīţ (AFI [maʤriːtˁ]), que dio en castellano antiguo Magerit [maʤeˈɾit]), sobre cuyo origen se han formulado a lo largo de la historia multitud de hipótesis.La teoría más extendida hasta tiempos recientes era la del arabista Jaime Oliver Asín, quien afirmó en 1959 que Maŷriţ o Maǧrīţ (ŷ y ǧ son dos formas de representar el mismo sonido), deriva de maǧra, que significa «cauce» o lecho de un río, a la que se añadió el sufijo romance -it, del latín -etum que indica abundancia (los híbridos árabe-romance fueron frecuentes en al-Ándalus). En un primer momento, Oliver Asín afirmó sin embargo que el nombre actual de Madrid no procede de Maǧrīţ sino del romance mozárabe, Matrice, pronunciado Matrich con el significado de «matriz» o «fuente». Los dos topónimos, árabe y romance, según la hipótesis inicial de Oliver, coexistieron en el tiempo y eran utilizados por sendas poblaciones, musulmana y cristiana, que vivían respectivamente en los actuales cerros de la Almudena y las Vistillas, separados por un arroyo que discurría por la actual calle de Segovia, que es el que da origen a ambos nombres. Oliver fue más allá, afirmando que de estas dos poblaciones procede la denominación popular "Los Madriles", en plural, que se le da a la ciudad. Sin embargo, poco después Oliver se desdijo de esta teoría del nombre doble y afirmó simplemente que el nombre de Madrid procede del árabe Maǧrīţ.24
El lingüista Joan Coromines propuso en 1960 una teoría alternativa, apuntando que Maǧrīţ no es en realidad más que la arabización fonética de Matrich, con metátesis de ǧ y ţ y no tiene por qué relacionarse con la palabra árabe maǧra, posibilidad que ya apuntó Oliver Asín pero que descartó por razones no exclusivamente lingüísticas. Esta teoría la desarrolló más adelante el arabista y lingüista Federico Corriente25 y es la más extendida en la actualidad.26
[editar] Historia
Prehistoria
Pese a que no se han encontrado restos fósiles humanos, sí se ha hallado gran variedad de útiles, especialmente en el entorno de Arganda del Rey y del Manzanares, que permiten probar la existencia de asentamientos humanos en las terrazas del río en el lugar que hoy ocupa la ciudad.27 28Época romana y visigoda
La conquista y colonización por Roma de la Península Ibérica, llevada a cabo inicialmente como maniobra militar romana en su larga serie de guerras con Cartago, dura casi 200 años, desde la Segunda Guerra Púnica hasta el 27 a. C. en el que completan la pacificación del norte del territorio y lo dividen en tres provincias.29 La región que actualmente ocupa Madrid se situaría en la Tarraconense.Si bien es posible que durante el periodo romano el territorio de Madrid no constituyese más que una región rural, beneficiada por la situación de cruce de caminos y la riqueza natural, el hallazgo de los restos de una basílica del periodo hispano-visigodo en el entorno de la iglesia de Santa María de la Almudena30 ha sido presentado como una evidencia de la existencia de un asentamiento urbano en ese periodo. Otras muestras arqueológicas de la presencia de una población estable en Madrid se encuentran en los restos de dos necrópolis visigodas, una en la antigua colonia del Conde de Vallellano —paseo de Extremadura, junto a la Casa de Campo— y otra en Tetuán de las Victorias. Dentro del casco medieval, se encontró una lápida bastante deteriorada con la leyenda, nunca completada e interpretada de formas varias, pero que podría indicar la presencia de población estable ya en el siglo VII.
«MIN.N. BOKATUS. INDIGNVS. PRS. IMO / ET TERTIO. REGNO. DOMNO. RVD. / MI. REGVM. ERA DCCXXXV»
Siglo VII.
Época musulmana
La primera constancia histórica de la existencia de un asentamiento estable data de la época musulmana.31 En la segunda mitad del siglo IX, el emir de Córdoba Muhammad I (852-886) construye32 una fortaleza en un promontorio junto al río con el propósito de vigilar los pasos de la sierra de Guadarrama y ser punto de partida de razzias contra los reinos cristianos del norte.31 Junto a la fortaleza se desarrolla, hacia el sur, el poblado. Esta población recibe el nombre de Maǧrīţ (AFI [maʤriːtˁ]) (en castellano antiguo Magerit [maʤeˈɾit]), que parece ser una arabización del nombre romance Matrice, «matriz», en alusión a un arroyo de ese nombre que cruzaba la primitiva ciudad.33Se ha mantenido durante el tiempo la tradición de que el primitivo hisn o fortaleza andalusí ocupaba el solar en el que luego se levantó el alcázar cristiano y más tarde el actual Palacio Real. Muchos investigadores han trabajado con esta hipótesis, desarrollando propuestas de reconstrucción del trazado de las murallas de la vieja al-mudayna o ciudadela a partir de esta idea. Sin embargo, no hay ninguna evidencia arqueológica ni documental de que el hisn estuviera en ese emplazamiento, y en la actualidad los estudiosos tienden a pensar que la muralla de la ciudadela pasaba por la actual plaza que separa la catedral de la Almudena del Palacio y por tanto no incluía el solar de este último. La ciudad andalusí amurallada, por lo tanto se habría levantado en el cerro delimitado al sur por la hondonada del arroyo de San Pedro (actual calle Segovia), al norte por la del arroyo del Arenal (actual calle del Arenal) y al este por el barranco que termina en la vega del Manzanares. Extramuros se desarrolló, hacia el sur y el oeste, una población mayor que fue rodeada en época cristiana de una segunda muralla.
De los diversos trabajos arqueológicos desarrollados en la ciudad desde mediados del siglo XIX en adelante, han hallado restos como: la muralla árabe de la Cuesta de la Vega, la atalaya de la Plaza de Oriente y los vestigios de un viaje de agua de la Plaza de los Carros. Se conocen otros restos de muralla, hoy desaparecidos, por los planos antiguos de la ciudad. La mezquita mayor, cuya existencia daba a la población el carácter de medina o ciudad, ocupaba el lugar en el que luego se levantó la iglesia de Santa María, derribada a su vez en el siglo XIX para ensanchar la calle Mayor. Ésta ya era en tiempos andalusíes la calle principal de la ciudad.34
En el Madrid árabe, nació en el siglo X Maslama al-Mayriti, llamado «el Euclides andalusí», notable astrónomo y fundador de una escuela matemática en Córdoba.35
Conquista cristiana y establecimiento de la capitalidad
Con la caída del reino taifa de Toledo en manos de Alfonso VI de León y Castilla, la ciudad fue tomada por las fuerzas cristianas en 1085 sin resistencia, probablemente mediante capitulación. La ciudad y su alfoz quedaron integrados en el reino de Castilla como territorios de realengo. Los cristianos sustituyen a los musulmanes en la ocupación de la parte central de la ciudad, quedando los barrios periféricos o arrabales, que en el periodo anterior eran habitados por una comunidad mozárabe, como morería. También existió una judería en el entorno del que sería más tarde barrio de Lavapiés.37 Durante el siguiente siglo, Madrid sigue recibiendo embates de los nuevos poderes musulmanes de la península, los almorávides, que incendian la ciudad en 1109 y los almohades, que la someten a sitio en 1197. La victoria cristiana de Las Navas de Tolosa aleja definitivamente la influencia musulmana del centro de la península.De esta época proceden dos destacados hechos religiosos que marcan el desarrollo de la personalidad del cristianismo popular de Madrid: el «descubrimiento» de la imagen de la Virgen de la Almudena y la vida de Isidro Labrador, que más tarde sería canonizado.38 La ciudad va prosperando y recibe el título de villa en 1123.39 Siguiendo el esquema repoblador habitual en Castilla, Madrid se constituye en concejo, cabeza de una comunidad de villa y tierra, la comunidad de villa y tierra de Madrid. El gobierno de la ciudad recae en todos los madrileños con el rango de vecinos, reunidos en concejo abierto hasta que en 1346, el rey Alfonso XI implanta el regimiento, en el cual ya sólo representantes de la oligarquía local, los regidores, gobiernan la ciudad. En 1152, el rey Alfonso VII estableció los límites de la comunidad de villa y tierra, entre los ríos Guadarrama y Jarama. En 1188, una representación de Madrid participa por primera vez en las Cortes de Castilla. En 1202, Alfonso VIII le otorgó su primer fuero municipal, que regulaba el funcionamiento del concejo, y cuyas competencias fueron ampliadas en 1222 por Fernando III el Santo.
A pesar del apoyo madrileño a Pedro I, posteriormente los soberanos de la casa de Trastámara residirían con frecuencia en la villa debido a la abundancia y calidad de sus cotos de caza, a la que son muy aficionados. Antes incluso, ya el libro de Montería de Alfonso XI anotaba: «Madrid, un buen lugar de puerco y oso», y posiblemente de esa característica derivaba el escudo que las huestes madrileñas llevaron a la batalla de las Navas de Tolosa.40 Posteriormente, un prolongado pleito entre el Ayuntamiento y la Iglesia, acabó con un acuerdo de reparto de pastos para ésta y pies de árbol para aquél, con lo que un árbol fue incorporado al escudo junto al oso u osa y las siete estrellas de la constelación homónima.40 La identificación del árbol con el madroño es más oscura, más allá de la homofonía con el nombre de la ciudad. Es habitual llamar a Madrid la ciudad del oso y el madroño.
Véase también: Escudo de Madrid
Las Cortes de Castilla se reúnen por primera vez en Madrid en 1309 bajo el reinado de Fernando IV, y con posterioridad en 1329, 1339, 1391, 1393, 1419 y dos veces en 1435. A partir de la unificación de los reinos de España bajo una Corona común, las Cortes se convocaron en Madrid con mayor frecuencia.En la Guerra de las Comunidades, a la cabeza de su regidor Juan de Zapata, Madrid se une a la sublevación contra Carlos I (1520)41 pero tras la derrota de los comuneros en Villalar, la villa es asediada y ocupada por las tropas reales. A pesar de todo ello, el sucesor de Carlos I, Felipe II decide instalar la corte en Madrid el 12 de febrero de 1561 (450 años).42 Este hecho sería decisivo para la evolución de la ciudad y haría que los avatares del país y la monarquía, en mayor o menor medida, influyeran en el destino de la ciudad. Salvo un breve periodo entre 1601 y 1606 en que la corte se traslada a Valladolid, la capitalidad será consustancial a Madrid desde entonces. Una famosa expresión indicaba esa identidad: «sólo Madrid es corte», lo que, de forma conceptista, también se entendía al revés: «Madrid es sólo corte».43
Con el establecimiento de la corte en Madrid, su población empieza a crecer de forma significativa. A la burocracia real, a los miembros de la corte y todas las personas necesarias para su sustento, se unen desheredados y buscavidas de todo el Imperio español. En 1625, Felipe IV derriba la muralla de la ciudad, ya sobrepasada y edifica la que será la última cerca de Madrid. Esta cerca, construida exclusivamente por razones fiscales (impuesto de portazgo) limitará el crecimiento de la ciudad hasta el siglo XIX. Las tareas de gobierno se centralizan en el Alcázar Real, conjunto de edificaciones situadas en los terrenos que más adelante ocuparán el Palacio Real y la Plaza de Oriente. Paralelamente, se aumentan la superficie de otro palacio en el extremo este de la ciudad, más allá de la cerca. Se trata del Palacio del Buen Retiro, empezado a construir por los Reyes Católicos (que también trasladaron a sus proximidades el monasterio de San Jerónimo el Real, situado anteriormente cerca del Manzanares, zona de la actual Estación de Príncipe Pío), del que se conservan sus jardines, el Salón del Reino y el Salón de Baile, conocido, este último, como el Casón del Buen Retiro y utilizado por el Museo del Prado.
Véase también: Madrid de los Austrias
Ilustración y Neoclasicismo
El cambio de dinastía traería cambios importantes para la ciudad. Los monarcas de la nueva dinastía la encontraron como una población oscura, de calles angostas, masificada, sin sistemas de alcantarillado y pestilente.45 Los Borbones se plantean la necesidad de equiparar Madrid a otras capitales europeas. El incendio del Alcázar Real en 1734 (suceso desgraciado que causa la desaparición de una tercera parte de la colección real de pinturas) dio lugar a la construcción del Palacio Real.46 Las obras duraron hasta 1755 y no fue ocupado hasta el reinado de Carlos III. Puentes, hospitales, parques, fuentes, edificios para el uso científico, ordenanzas de alcantarillado y otras actuaciones fueron promovidas por este último monarca, (quien recibe el título popular de «mejor alcalde de Madrid»), con la colaboración de arquitectos y urbanistas de gran categoría profesional y artística: Francesco Sabatini, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva entre otros.El proyecto del Salón del Prado, en las afueras de la ciudad, entre el conjunto del Buen Retiro y la cerca, es probablemente el más importante y el que ha dejado una herencia más importante a la ciudad: los paseos del Prado y Recoletos, las fuentes de Neptuno, Cibeles y Apolo, el Real Jardín Botánico, el Real Observatorio Astronómico o el edificio inicialmente destinado a acoger al Real Gabinete de Historia Natural, aunque finalmente sería asignado al entonces recién constituido Museo del Prado. Sin embargo, no siempre la relación del «rey alcalde» con sus súbditos-vecinos fue buena: varias medidas de su programa de modernización fueron contestadas de manera violenta durante el motín de Esquilache de 1766 aunque en el mismo confluyeron además causas más complejas.47
La ciudad aparece vista desde el suroeste, y algo distinta de como la pudo dibujar Wyngaerde doscientos años antes. El Alcázar de los Austrias ha sido sustituido por el Palacio borbónico de Felipe V, el puente de Segovia (a la izquierda) es el actual, y el perfil de la enorme cúpula de San Francisco el Grande domina el resto de iglesias de la villa. Al norte (a la izquierda) se adivina la «montaña» del Príncipe Pío, donde tuvieron lugar los fusilamientos del 3 de mayo de 1808, inmortalizados en el cuadro de Goya.
El Ensanche y la Era Industrial
Véase también: Ensanche de Madrid
El levantamiento del pueblo de Madrid en contra de las tropas francesas el 2 de mayo de 1808 marca el principio de la guerra de la Independencia.48 El rey José Bonaparte realizó reformas en la capital, siendo frecuentes sus órdenes de derribar conventos para hacer plazas, por las que adquiere el mote de Pepe Plazuelas.49 El devenir de la guerra lo forzó en dos ocasiones a huir de Madrid pero la ocupación de la ciudad se saldó con la destrucción de valiosos recintos, como el Palacio del Buen Retiro.La desamortización supuso un cambio drástico en el sistema de propiedad inmobiliaria, además de concentrar una gran colección de arte, el Museo de la Trinidad, que en 1872 fue disuelto y sus fondos pasaron a engrosar los del Museo del Prado (creado durante el reinado de Fernando VII en el edificio previsto para Gabinete de Ciencias). También supone la creación en Madrid de la Universidad Central, que conservará el nombre de Complutense ya que proviene del traslado físico y jurídico del claustro y alumnos de la renombrada Universidad de Alcalá a la cercana capital.
Durante el siglo XIX, la población de la ciudad sigue creciendo.50 La percepción de los cambios que harán desaparecer la ciudad preindustrial estimula la aparición de una literatura "madrileñista", de carácter costumbrista, como la de Ramón de Mesonero Romanos. La información estadística y de todo tipo recopilada por Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico-Estadístico para toda España fue especialmente exhaustiva para Madrid, cuyo artículo tiene un encabezamiento muy significativo: "Madrid: audiencia, provincia, intendencia, vicaría, partido y villa".51
En 1860 se derriba por fin la cerca de Felipe IV y la ciudad puede crecer, en principio de una forma ordenada, gracias al plan Castro y la realización de los ensanches.52 Será la oportunidad de fabulosos negocios, que enriquecieron a José de Salamanca y Mayol, Marqués de Salamanca, quien dio nombre al nuevo barrio creado al este de lo que pasará a ser el eje central de la ciudad (el Paseo de la Castellana, prolongación del Paseo del Prado). Se establece un moderno sistema de abastecimiento de aguas (el Canal de Isabel II) y se establece la comunicación por ferrocarril que convertirá a Madrid en el centro de la red radial de comunicaciones, lo que también deja su huella en la trama urbana (Estación de Delicias, Estación de Atocha y Estación de Príncipe Pío).
[editar] Restauración
En los primeros 30 años del siglo XX, la población madrileña llega casi al millón de habitantes.2 Nuevos arrabales como las Ventas, Tetuán o el Carmen daban acogida al recién llegado proletariado, mientras en los ensanches se instalaba la burguesía madrileña. Estas transformaciones fomentaron la idea de la Ciudad Lineal, de Arturo Soria. Paralelamente se abrió la Gran Vía, con el fin de descongestionar el casco antiguo y se inauguró el metro en 1919.53 Durante el reinado de Alfonso XIII, cede éste terrenos del real pecunio, al noroeste del Palacio Real, para fundar la Ciudad Universitaria.Segunda República y Guerra Civil
Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 suponen un gran triunfo de la conjunción republicano-socialista en Madrid, obteniendo el 69,2% de los votos54 (90.630 votos para la conjunción y 31.616 para los monárquicos,55 que se tradujeron en 15 concejales socialistas y 15 republicanos frente a 20 concejales monárquicos). Pedro Rico, del Partido Republicano Democrático Federal, fue elegido alcalde por la corporación municipal. El triunfo republicano en Madrid y la mayoría de las capitales de provincia supone la descomposición de la monarquía y el advenimiento de la Segunda República Española, apenas dos días después. El comité republicano asumió el poder el día 14 por la tarde, proclamando la República en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, sede del Ministerio de la Gobernación, ante una multitud enfervorizada.56 La Constitución de la República promulgada en 1931 fue la primera que legisló sobre la capitalidad del Estado, estableciéndola explícitamente en Madrid.57El estallido de la Guerra Civil española tuvo lugar en Melilla a media tarde del viernes 17 de julio y fue siendo conocido en Madrid en las horas siguientes. Todavía el sábado 18 y el domingo 19 guardó la ciudad una cierta normalidad. Tras el aplastamiento de la rebelión en Madrid, mal planificada, en el Cuartel de la Montaña y los cuarteles de Carabanchel, en los que los elementos leales del Ejército y de las Fuerzas de Seguridad fueron auxiliados por las milicias populares (organizadas desde finales de 1934 por el Partido Comunista Español bajo el nombre de Milicias Armadas Obreras y Campesinas), a las que el Gobierno autorizó la entrega de armas. A partir de ese momento comenzó una represión indiscriminada no sólo hacia los que habían participado en la rebelión, sino contra aquellos que por no compartir las ideas políticas del Frente Popular, estaban considerados como "desafectos al Régimen". Surgieron numerosísimos centros de interrogación y detención (las famosas "checas") de donde muchos detenidos sólo salían para ser "paseados", apareciendo sus cadáveres en los alrededores de la ciudad. Innumerables domicilios particulares fueron incautados, y la misma suerte corrieron las sedes de los partidos políticos de derechas. Se produjo también el asalto e incendio de las iglesias, con irreparables pérdidas artísticas y culturales y por Decreto gubernamental oficial de agosto de 1936, fueron definitivamente cerradas todas las iglesias de la España frente-populista y por tanto las de Madrid. Se produjeron las famosas matanzas de la Cárcel Modelo, las "sacas" en las que las llamadas Milicias de Vigilancia entraban en las cárceles (San Antón, Ventas, etc.) con sus listas de personas a eliminar, "sacaban" a los presos que figuraban en las listas y los fusilaban en el Paseo de la Florida, en los llamados Altos del Hipódromo y en numerosos lugares más. Especial magnitud revistieron las matanzas llevadas a cabo en Paracuellos del Jarama, y Torrejón de Ardoz en noviembre/diciembre de 1936, en las que el cálculo más bajo, arroja de 3000 a 4000 víctimas. Miles de domicilios particulares fueron "requisados" y saqueados, los famosos "registros" no eran más que el nombre con el que se cubrían los masivos robos domiciliarios, fueron asaltadas y forzadas las cajas fuertes de los Bancos (por decisión oficial de los sucesivos Gobiernos frente-populistas) y robado su contenido (joyas, numerario, objetos de valor, etc.), que más tarde, al final de la Guerra, sería transportados a México en los famosos tesoros de la J.A.R.E. y de la S.E.R.E. Pasó la ciudad de Madrid desde julio de 1936 a abril de 1939 por un periodo de terror propio de una capital europea hostigada por un ejército golpista levantado en armas contra el legítimo gobierno y desabastecida por las circunstancias del desarrollo de la contienda. Aún así, otras capitales sufrieron episodios puntuales de igual o peor magnitud, como sucedió en la conocida como masacre de Badajoz, donde tras la toma de la ciudad por los sublevados se asesinó en dos días a entre 2000 y 4000 personas, según los diferentes autores.
La resistencia de las milicias, militarizadas en forma de Ejército Popular de la República en 1937, dirigidas por la Junta de Defensa de Madrid, consigue frenar la ofensiva durante la batalla de Madrid en los barrios del oeste de la ciudad, especialmente en el entorno del barrio de Argüelles y la Ciudad Universitaria, donde se estabilizó el frente, y que resultó arrasada en el conflicto, perdiéndose además de los propios edificios de la Universidad elementos tan valiosos como el Real Sitio de la Moncloa, que incluía el palacio homónimo (el actual es una reconstrucción de la posguerra) y la Casa de Velázquez.58
La ciudad no volvería a sufrir otro asalto por tierra durante la guerra, pero fue castigada por el fuego artillero y los bombardeos aéreos, primeros en la Historia sobre una capital, a imagen de los que otras europeas sufrirán durante la Segunda Guerra Mundial. Las operaciones de la aviación del bando sublevado, apoyada por aparatos de la Alemania Nazi y de la Italia fascista59 causan en 4 meses, del 7 de noviembre de 1936 al 9 de marzo de 1937, 1.490 muertos, 430 desaparecidos y 3.502 heridos.60 aparte de causar numerosos destrozos en edificios emblemáticos, como los que afectaron, del 14 al 17 de noviembre de 1936, al Museo del Prado, el Museo de Arte Moderno, el Instituto Cajal, el Museo Arqueológico Nacional y el Palacio de Liria.61 La aviación también fue utilizada para atemorizar al enemigo, ejemplo sonado fue la acción del 15 de noviembre cuando fue arrojado en paracaídas sobre el centro de la ciudad, el cadáver descuartizado de un piloto republicano apresado horas antes; el cajón llevaba la indicación "A la Junta de Defensa de Madrid".62
La resistencia de Madrid fue exaltada por la propaganda en favor de la causa republicana con el lema «¡No pasarán!» y mofada al terminar la Guerra, con la canción de Celia Gámez «¡Ya hemos "pasao!», pero la situación obliga a las instituciones y el Gobierno así como una parte de la población civil a ser evacuados hacia las regiones del interior y del Levante. El final de la guerra fue especialmente caótico en Madrid, con el enfrentamiento violento entre unidades armadas del Partido Comunista y las leales a la Junta de Defensa de Madrid, dirigida por el general Miaja, el coronel Segismundo Casado y el miembro del Partido Socialista, Julián Besteiro. Los choques armados en las calles de la ciudad causaron numerosas víctimas y dieron lugar a sangrientas represalias y fusilamientos por ambos bandos. En los dos últimos días de marzo y primero de abril de 1939 entraron en la ciudad las tropas nacionalistas, acogidas con masivas manifestaciones de júbilo por la población.
Acabada la guerra el 1 de abril de 1939, Madrid comienza a padecer la represión franquista; en julio de ese año, el conde Galeazzo Ciano, ministro de Asuntos Exteriores de la Italia fascista, escribe en su diario que son entre 200 y 250 ejecuciones diarias.63
Dictadura de Franco
Terminada la guerra, la ciudad sigue su imparable crecimiento espacial, al tiempo que restaña las heridas que la contienda había dejado en la ciudad, especialmente en su fachada oeste. Cientos de miles de españoles emigran del campo a la ciudad.64 Madrid (junto con Barcelona o Bilbao) es una de las ciudades que más se benefician de estos movimientos de población. A partir de 5 de junio de 1948, comienza el proceso de anexión a Madrid de hasta trece municipios limítrofes, que termina el 31 de julio de 1954 (Aravaca, Barajas, Canillas, Canillejas, Chamartín de la Rosa, Fuencarral, Hortaleza, El Pardo, Vallecas, Vicálvaro, Villaverde, Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo), pasando su extensión de 66 km² a los 607 km² actuales y ganando unos 300.000 nuevos habitantes.65 El desorden urbanístico fue la norma: crecieron poblados chabolistas (descritos magistralmente por Luis Martín-Santos en Tiempo de silencio), al tiempo que el centro histórico era sujeto a especulación, permitiéndose el derribo de edificios de valor artístico o tradicionales para ser sustituidos por otros de estética moderna, se construyen edificios de arquitectura innovadora como las suspendidas Torres de Colón. En algunos casos las intervenciones arquitectónicas tienen un carácter de marcar la presencia política, tratando de potenciar el concepto de "Madrid Imperial" franquista, como en la zona de Moncloa, donde se levantan el Arco de la Victoria y el Ministerio del Aire, en un estilo neoherreriano, o la Casa Sindical (actualmente Ministerio de Sanidad), edificio de los Sindicatos Verticales, una torre prismática y funcional de ladrillo que abandona el herrerianismo en favor del racionalismo.El Plan de Ordenación del Área Metropolitana, aprobado en 1963, inició la tendencia a desviar la concentración poblacional de Madrid hacia municipios metropolitanos como, Alcorcón, Alcobendas, Coslada, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles, San Sebastián de los Reyes, San Fernando de Henares y Torrejón de Ardoz, que se convierten en ciudades dormitorio. En 1973 se inauguran los primeros tramos de la M-30, el primer cinturón de circunvalación de la ciudad.
Democracia
Tras la muerte del dictador Franco, Madrid fue uno de los escenarios principales durante el periodo de la Transición.66 Los primeros meses del año 1977 destacaron por la agitación política y social, con huelgas, manifestaciones y contramanifestaciones violentas con víctimas mortales. Otros graves acontecimientos fueron los dos secuestros por parte del GRAPO y el episodio de la Matanza de Atocha de 1977 que resultó en el asesinato por parte de miembros de la ultraderecha de los abogados laboralistas en un despacho situado en esta calle. Su multitudinario entierro, previo a la legalización del PCE fue narrado cinematográficamente en Siete días de enero, de Juan Antonio Bardem. Con la consolidación del régimen democrático, la constitución de 1978 confirma a Madrid como capital de la España democrática en cuyo apoyo tendrían lugar las manifestaciones multitudinarias tras el desbaratado golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.En 1979, tuvieron lugar las primeras elecciones municipales democráticas desde la Segunda República en las que la lista de la UCD con José Luis Álvarez al frente fue la más votada, pero sin mayoría absoluta. Resultó elegido alcalde de la ciudad Enrique Tierno Galván, gracias al pacto del PSOE con el PCE. Durante esta alcaldía el Ayuntamiento regeneró la ciudad desde el punto de vista urbanístico y social. Lo que era la capital agonizante del franquismo llegó a ser el núcleo cultural más importante de Europa. La Movida madrileña fue un ejemplo de esta pujanza. Hubo también importantes mejoras en la calidad de vida de los habitantes de la ciudad. Tras la muerte de Enrique Tierno Galván, fue sustituido por Juan Barranco, del PSOE, con apoyos del PCE, virando después la ciudad a posiciones más conservadoras con Agustín Rodríguez Sahagún, del CDS, y José María Álvarez del Manzano. Alberto Ruiz-Gallardón, del PP, fue nombrado alcalde de la ciudad tras su periodo al frente del gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid. La elección democrática de alcaldes trae definitivamente grandes beneficios a la ciudad, al verse obligados los alcaldes a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, ante los que responden (los alcaldes franquistas eran elegidos directamente por Franco): construcción de bibliotecas, instalaciones deportivas, centros de salud; eliminación de los núcleos chabolistas; limpieza del río Manzanares; mejora del viario; cierre de la M-30 por el norte, enterramiento de la misma en la zona del Manzanares; construcción de nuevas vías de circunvalación (M-40, M-45, M-50), a la vez que se aumenta la capacidad de las carreteras de acceso (convertidas en autovías o duplicadas con autopista de peaje); regulación de aparcamiento (ORA) en el interior de la ciudad, que llega al límite de la M-30, con reiteradas protestas vecinales, todo ello con el objeto de absorber y regular el tráfico creciente. El papel de las grandes empresas inmobiliarias ha sido decisivo al marcar el nuevo estilo urbanístico en la ciudad de Madrid. Los nuevos barrios se articulan en torno a la manzana cerrada al exterior, con un núcleo formado por zonas verdes, piscinas, áreas de juegos infantiles, pistas de pádel, etc. Este nuevo estilo urbanístico ha ido modelizando un nuevo concepto social en el que la calle ya no se entiende como un lugar de convivencia si no como un mero elemento de tránsito. Las personas en Madrid ahora tienden a reunirse más en bares, domicilios particulares, parques o incluso aparcamientos, apareciendo fenómenos antes desconocidos como el Botellón.
En el siglo XXI, la ciudad sigue abordando nuevos retos: mantenimiento de la población dentro del núcleo urbano (Madrid es el municipio de España en el que el aumento del precio de la vivienda ha sido mayor); expansión de la ciudad (con la creación de nuevos barrios con Plan de Actuación Urbanística: Ensanche de Vallecas, Pau de Carabanchel, Montecarmelo, Arroyo del Fresno, Las Tablas, Sanchinarro, Valdebebas...); remodelación del centro histórico; absorción e integración de la inmigración que acude a la ciudad.
Terrorismo
En la mañana del 11 de marzo de 2004, la red de transporte de cercanías de la ciudad fue el escenario de los Atentados del 11 de marzo de 2004 reivindicados por Al-Qaeda, el ataque terrorista más grave sufrido en España y en la Unión Europea por el que resultaron asesinadas 192 personas y se causaron heridas a más de 1900.67 El 11 de marzo de 2007, justo tres años después, los Reyes de España inauguran en la plaza de Carlos V un monumento conmemorativo a las víctimas del atentado.68 El 30 de diciembre de 2006, ETA hizo volar el aparcamiento de la terminal T4 del aeropuerto de Madrid-Barajas, causando la muerte a dos personas. Desde los atentados contra Luis Carrero Blanco (1973) y el bar de la Calle del Correo (1974, frente a la Dirección General de Seguridad), Madrid ha sufrido buena parte de la actividad de esta banda terrorista, así como la de otros grupos de todo signo, como los de ultraderecha, el GRAPO o el terrorismo islámico.Véase también: Atentados del 11 de marzo de 2004
Madrid
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— Município — | ||||
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Localização de Madrid na Espanha | ||||
Comunidade autónoma | Madrid | |||
Província | Madrid | |||
Fundação | século IX | |||
- Alcaide | Alberto Ruiz-Gallardón (Partido Popular) (2007) | |||
Área | ||||
- Total | 607 km2 | |||
Altitude | 655 m (2 149 ft) | |||
População (2007) | ||||
- Total | 3 232 463 | |||
- Densidade | 5 325,31/km2 | |||
Gentílico: | madrileno/a, madrilenho/a, madrilense, matritense | |||
Fuso horário | CET (UTC+1) | |||
- Horário de verão | CEST (UTC+2) | |||
Código postal | 28001-28080 | |||
Sítio | www.munimadrid.es |
No seguimento da restauração da democracia, em 1976, e a adesão à CEE, em 1986, a cidade de Madrid tem vindo a desempenhar um papel importante na economia europeia, tornando-se num dos principais focos financeiros do Sul da Europa. O gentílico da cidade de Madrid é madrileno (madrileño). O seu actual alcaide é Alberto Ruiz-Gallardón. do Partido Popular, de centro-direita.
História
O nome evoluiu para Majerit, e mais tarde transformou-se em Madrid. A povoação foi conquistada em 1085 pelo rei Afonso VI de Castela, na investida militar que visava chegar à cidade de Toledo. A mesquita foi adaptada, e passou a ser uma igreja dedicada à Nossa Senhora de Almudena (almudin, o celeiro). Em 1329, as Cortes Generales instalaram-se na cidade aquando da estada de Afonso XI de Castela. Sefarditas e mouros puderam permanecer na cidade, tendo sido expulsos mais tarde no século XV.[2]
Após um grande incêndio que destruiu parcialmente a cidade, o rei Henrique III de Castela (1379–1406) ordenou a reconstrução da mesma; o monarca ficou instalado num palácio no exterior da cidade, El Pardo. O reino de Castela, cuja capital era Toledo, e o de Aragão, com a capital em Saragoça, uniram-se formando a Espanha devido aos Reis Católicos (Isabel de Castela e Fernando II de Aragão).[2] Em 1561, o rei Filipe II (1527–1598) mudou a corte de Sevilha para Madrid, tornando a cidade na capital de Espanha, apesar de não ter havido uma cerimónia que assinalasse esse facto. Sevilha continuava a controlar todo o comércio das colónias espanholas, mas Madrid controlava Sevilha.[3] Salvo um período, entre 1601-1606, em que o rei Filipe III transferiu a capitalidade para Valladolid, Madrid foi até hoje a capital de Espanha. Durante o Siglo de Oro (Século de Ouro), fim do século XVI e o princípio do XVII, Madrid era uma capital diferente das grandes capitais europeias, tanto em termos de população, que era bastante pequena para a importância da cidade, como também em termos económicos; a economia madrilena dependia principalmente das Cortes, não existindo outras actividades económica relevantes.[3]
No final do século XIX, a rainha Isabel II não conseguiu suster a tensão política o que culminou na Primeira República Espanhola. A república durou apenas dois anos, voltando-se novamente à monarquia. Mas a situação política não era estável e, em 1931, iniciou-se a Segunda República Espanhola; a esta seguiu-se a Guerra Civil Espanhola.[3] Madrid sofreu muito com a guerra; as ruas da cidade eram autênticos campos de batalha devido ao facto de ser um dos principais núcleos republicanos em Espanha. Durante esta guerra, foi alvo dos primeiros bombardeamentos aéreos contra civis da história da Humanidade. Mais tarde, já durante a ditadura de Francisco Franco, principalmente nos anos 1960, o sul de Madrid tornou-se numa área muito industrializada e assistiu-se a um êxodo rural a grande escala que fez disparar a população da cidade.
Após o falecimento de Franco, os novos partidos políticos (incluindo os militantes de esquerda e os republicanos) aceitaram o desejo de Franco de ser sucedido pelo legítimo herdeiro ao trono de Espanha, Juan Carlos I, para que a estabilidade e democracia tivessem continuidade. Desta forma culminou-se na actual situação política espanhola, uma monarquia constitucional, cuja capital é Madrid.[3] A prosperidade dos anos 1980 fez com que a cidade consolidasse a sua posição no que diz respeito à economia, indústria, cultura, educação e tecnologia na Península Ibérica.[3]
A 11 de Março de 2004 a cidade sofreu uma série de atentados com mochilas bomba em quatro comboios da rede Cercanías Madrid. Os atentados, os maiores sofridos em Espanha e na União Europeia, levaram a vida a 191 pessoas e deixou mais de 1900 feridas.[4] Três anos após esse triste episódio os reis de Espanha inauguram na praça Carlos V um monumento comemorativo dedicado às vítimas do atentado. Em 2006, Madrid foi palco de mais um atentado terrorista, desta vez no Aeroporto Madrid-Barajas; foi da autoria da ETA. Tirou a vida a duas pessoas e feriu outras 19.[5]
Madrid apresentou uma candidatura para realizar os Jogos Olímpicos de Verão de 2012, tendo no entanto perdido para a cidade de Londres. Contudo, o alcaide não cedeu e fez já com que fosse apresentada uma candidatura para os Jogos Olímpicos de Verão de 2016.[6]
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